miércoles, 4 de abril de 2012

En busca de la osamenta perdida Eloy Reverón


Recientemente nos enteramos de una tradición que recogió un documental realizado por Juan Antonio Calzadilla sobre unos presuntos huesos de Simón Rodríguez que exhiben a los visitantes del pueblo de Amotape distrito de la provincia de Paita en el departamento de Piura. Una buena idea para promover el turismo.
Si los habitantes de la parroquia de San Nicolás de Amotape pueden dar razón con respecto a dos cajas de documentos que le acompañaban al momento de su muerte, les daría algún crédito, a falta de una prueba de ADN. Se sabe de un señor Alcides Destrugue que había ordenado los documentos personales del filósofo, pero que también tuvieron un destino misterioso. Se dice que se perdieron en un incendio en Guayaquil, durante los días 7 y 9 del mes de octubre de 1896.
Tengo entendido que los restos de Simón Rodríguez ingresaron en 1954 al Panteón Nacional. En reciente visita del presidente Ollanta Humala en enero habló del tema con el presidente Chávez.
En el acta de defunción de Simón Rodríguez dice que tuvo un hijo con una señora Manuela Gómez hija de Bolivia y que dejó un Hijo José Rodríguez (Gómez) firmado por el presbítero Santiago Sánchez.
En Venezuela se puede verificar la identidad mediante pruebas ADN a los restos de sus familiares los Carreño, cuyo hermano era ancestro directo de Teresa Carreño la pianista. En el acta de su matrimonio dice que era expósito de la feligresía.

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