El texto que
les ofrezco a continuación resume algunos de los aspectos presentados en los
encuentros del Taller Teoría de la Historia de la Revolución Bolivariana que
integran los fundamentos para la construcción de una Teoría Bolivariana de la
Historia, en constante construcción debido a su sentido de práxis histórica.
Durante nuestra última visita al programa Cultura Soberana, y a propósito de su
efeméride recordamos que quedaron pendientes algunos comentarios sobre la obra
de este magno ciudadano del mundo; poco reconocido como filósofo latinoamericano
de origen venezolano, minimizado por la literatura histórica de ideología
neocolonial, porque entre otras cosas no menos importantes para la historia,
fue maestro del Libertador.
José Luis Silva con su invitado Eloy Reverón |
Las ideas de
Simón Rodríguez desnudan la realidad histórica que la historia redactada desde
la óptica de la Oligarquía Conservadora ha tratado de encubrir desde los
tiempos de Baralt y Díaz; y la desnuda de tal manera que todavía incomoda a esta
clase mercurial en el presente histórico, cuya proyección neocolonialista es
tal, que no solo se aferraron en afirmar que después de aquella explosión
social cuya mecha se encendió en el mismo 5 julio de 1811 (que poco mencionan
como tal), no solo coronó la Independencia (política), sino que no tienen el
menor empacho en afirmar que hubo tres independencias. Frente a esa fuga por la
tangente que consiste en insistir en que el sistema neocolonial implantado
podía celebrar una independencia real. Frente a aquella farsa del pasado y del
presente, Simón Rodríguez replicó que no hubo independencia sino un armisticio,
y en la praxis revolucionaria del presente, nuestro presidente propone la
independencia integral.
El aforismo de
don Simón fue más allá; sin ni siquiera detenernos a pensar en la dependencia
que generó la deuda externa contraída por los gastos que ocasionó la guerra;
más allá de una historia escrita sólo para académicos, está la deuda ideológica
que ni siquiera los deja enfocar la historia con un poco de inventiva propia,
menos para incluir en sus lujosas ediciones, que existe una forma diferente al
eurocentrismo, una visión enfocada desde la periferia, de los excluidos, desde
el indio, la mujer, el esclavo, los pobres que no entran en la historia de sus
mentalidades y de sus cotidianidades, no sea para encubrirlos en su discurso de
la dominación. Y sobre todo, una realidad que molesta a los extremistas, que
también existe una historia que incluye a todos.
Angela Rizzo con su mensaje de la Revista Altagracia de la Biblioteca Nacional de Venezuela |
Esa clase
social condenó a Simón Rodríguez al plano marginal, de un maestro excéntrico o
un desadaptado social, un loco encantador, pero sin profundizar en sus ideas.
Dependiendo del punto de vista, Simón Rodríguez se puede interpretar como tres personalidades aunque en realidad se
trate de una vida de alguien que se fue formando en la medida que fue
observando el mundo revolucionario, desde la relatividad del espacio – tiempo
histórico y sobre la cresta misma de la ola de sus transformaciones.
La primera
persona es Simón Narciso, uno de los hijos “expósitos de la feligresía” del
padre Carreño; la segunda, Simón Rodríguez el joven pedagogo que fungió como
psicoterapeuta y tutor del mozo Simón Bolívar; la tercera, Samuel Robinson, un
filósofo peregrino cuyo testimonio constituye un vector de fuerza liberadora
cuando apreciamos su obra desde los fundamentos para una explicación de la
historia desde la perspectiva liberadora que tiene punto de partida en la
praxis revolucionaria de Simón Bolívar. Para ubicarnos desde esa perspectiva
debemos tener en cuenta lo que explicamos a continuación.
En primer lugar
concebir nuestra historia desde una perspectiva más amplia. No lo olvidar que
existe un primer período que podemos ubicarlo entre 20 y 50 mil años antes del
primer desembarco de Cristóbal Colón en Quisqueya. El segundo, la tensión entre
la fuerza de dominación colonial implantada a partir de 1492 contra la reacción
de esa fuerza en forma liberadora, la cual manifiesta su resistencia desde el
momento en que los taínos, destruyeron
el fuerte de la Natividad construido con los restos de la Nao Santa María que
había encallado en la costa occidental de Quisqueya, también conocida entre los
nativos con un sonido semejante a Haití.
Controles Técnicos responsables de la magia radial |
A los nueve
meses del desembarco de 1492, comienza a manifestarse esa fuerza de dominio
colonial identificada por Enrique Dussel desde 1972 como la Erótica latinoamericana[1].
Erótica que estará …antropológica, metafísica y éticamente destituida por una
dominación que atraviesa nuestra historia, vigente en nuestro mundo dependiente”.
Cuando el maestro Simón huye para siempre de Caracas, es porque se revela ante
su realidad, el hecho de ser producto directo de esa realidad, desde lo que
significaba para su vida la condición de expósito, sobre todo en la Caracas
posterior a la muerte de Carlos III, y tan próxima a la rebelión de los
esclavos en la vecina Saint Dominique (Quisqueya).
En 1535,
cuando Quisqueya había dejado de llamarse La Española, se funda en Santo
Domingo la primera universidad española de ultramar, para dar inicio a la
pedagógica de la dominación[2].
Simultáneamente el conjunto arquitectónico de cuartel, plaza, iglesia,
convento, puertos, acueductos, calles y caminos se elevan como exponentes del
dominio colonial. Existe una respuesta de resistencia para cada fuerza de
dominación, Simón Rodríguez se ubica en un pensamiento filosófico de
resistencia cultural que lo acerca a una pedagógica de la resistencia tan
potente que se convierte en un vector de fuerza liberadora, sobre todo cuando alcanza
el plano de la práxis revolucionaria expresada en la fuerza vital de Simón
Bolívar[3].
La conformación de los poderes imperiales en
América fue un proceso integral, sistemático, intenso y progresivo donde
intervinieron fuerzas colonizadoras de diversa índole. De las fuerzas para la
dominación ejercidas desde entonces; algunas continúan ejerciendo su poder,
otras se han venido transmutado después de medio milenio, al extremo que hoy se
hace necesario conocerlas y entenderlas a fin de aplicar los criterios
políticos adecuados para alcanzar la independencia integral. Por eso es tan
importante prestar atención al mensaje que nos dejó Samuel Róbinson en el
resumen de lo que logró salvarse de su obra, contenida en un baúl de
manuscritos extraviados después de su muerte.
Apenas hacemos un estrecho resumen de las
reflexiones desarrolladas desde el comienzo de nuestras investigaciones
históricas, en torno al tema de la resistencia India hasta la teoría-práctica
revolucionaria de Simón Bolívar, de cuyo pensamiento político se nutre la
filosofía como liberación[4]
y los fundamentos para una teoría bolivariana de la historia. Podemos hacer
referencia a la capacidad de desarrollo que ofrecen algunos de sus aforismos a
través de los cuales nos advierte que es más importante prestarle atención a UN
INDIO que a OVIDIO y a otro donde da a entender que no hubo INDEPENDENCIA, lo
que hubo fue un ARMISTICIO.
Prescindiendo de muchos
detalles, pero ubicando el sentido de los aforismos de Don Simón dentro de la relación dialéctica entre las fuerzas de
dominación contra las fuerzas de liberación, nos permite hallar su
identificación dentro del modelo de cómo operan los cuatro vectores de la
fuerza de dominio colonial y la reacción de las fuerzas liberadoras que le
ejercen resistencia. Esto que parece complicado a simple vista se torna simple
si partimos de una premisa más elemental: si podemos identificar la manera como
fueron atados los nudos de la opresión, de igual manera encontramos la forma de
desatarlos.
En pleno siglo XXI nos encontramos con algunos de esos nudos tan
discretamente encriptados en la cultura religiosa y epistemológica que resulta
invisible para la gran mayoría de quienes la padecemos. En esta cultura
histórica heredada también encontramos muchos elementos que esconden el mensaje
robinsoniano. Tal es el ejemplo del estigma de ser percibido y centrado como
maestro del Libertador, vicio que opaca la realidad de su personalidad juzgada
a través de la miopía intelectual de sus contemporáneos.
Igual sucede con Manuela Sáenz, en el
caso de uno de estos románticos de un antaño reciente quien llegó a afirmar en
uno de sus libros, que si Bolívar hubiera muerto en el atentado que le hicieron
en Jamaica, ella nunca hubiera entrado a la historia. En todo caso sería a la
historia de Alfonso Rumazo.
Me refiero a una literatura histórica
con motivaciones ajenas a las de Simón Rodríguez y Simón Bolívar, Manuela Sáenz
y Francisco de Miranda dedicada a exaltar la personalidad heroica y gloriosa de
los forjadores de nuestra nacionalidad, loable pero incapaz de dimensionar la
estatura intelectual de los personajes y menos aún, de ubicarlos en el justo contexto
geográfico, social político, económico y cultural del tiempo histórico que les
tocó vivir a cada uno. En esta categoría se encuentra la epopeya de la Venezuela
Heroica. Importante como instrumento de nuestra integración cultural
como nación, pero desde una perspectiva racista anacrónica en el presente.
Debemos sincerar estas críticas, sobre todo cuando se habla de historia
insurgente.
No hablamos de cierta historiografía
pacata que simuló su condición de “expósito de la feligresía”, manipulando los
datos de su biografía, y la de su súbita partida después de haberle aprobado su
informe sobre el estado de las escuelas públicas de Caracas. En dicha
historiografía encontramos contradicciones, realidades que podrían contribuir a
entender ciertas actitudes, relativas a su rechazo al apellido de Carreño y la
realidad histórica en torno de un hombre que nació en la década siguiente al
ascenso de Carlos III al trono de España, y cómo cambia la proyección de su
vida tras la muerte del Monarca, amén de las perspectivas de su vida cuando
parte para Jamaica el miércoles 11 de noviembre de 1795, embarcándose el 15. Y
soy preciso con esta fecha, porque el hallazgo del testimonio hecho por el
doctor Manuel Pérez Carreño, termina de aclarar una realidad que derriba otro
mito en torno a Simón Rodríguez, el mencionado doctor cita una carta de puño y
letra de su tío, don Cayetano Carreño, relativa a la partida del filósofo
peregrino, quien ese día mencionado, emprendió un viaje que durará el resto de
su vida, porque al terminar su aprendizaje del inglés y del oficio de cajista
de imprenta, y con su nuevo nombre de Samuel Robinson y renovada personalidad,
viajará al norte de América, y después de Philadelphia, se dedicará a recoger
Europa realizando distintas maneras de ganarse la vida, regresando a Sur América
hasta recorrerla desde el Magdalena hasta las regiones australes.
No suelo ser tan preciso con las fechas,
escribí 15 de noviembre de 1795, esto obedece a que el hallazgo de ese dato,
completa la pieza que faltaba para poder sustentar el derrumbamiento de otro
mito sobre este prócer intelectual que de alguna manera contribuye con el
testimonio de su pensamiento, a sentar las bases la liberación de un vector de
dominio colonial que precede al concepto de Independencia Integral. Podemos
apreciar que Simón Rodríguez no fue un hombre de conspiraciones, su praxis
revolucionaria se centra en la realidad que sus contemporáneos no comprendieron
o al menos no actuaron en función a ello. Para construir una república, es
necesario formar republicanos, pero los patriotas que le precedieron, y aún en
pleno siglo XXI, los rasgos de la ideología monárquica se ha manifestador
todavía en expresiones que surgieron a raíz de aquel célebre evento de un rey
que dijo “por qué no se calla”
La revelación de ese mito en torno a
este importante personaje de nuestra memoria histórica, la dejo para que
sintonicen Cultura Soberana por Radio Nacional de Venezuela 8.80 AM, el próximo
jueves a la 10 am, con José Luis Silva
ER Caracas, 27 02 2013.
[1] Este texto mantiene su vigencia
gracias al gran desplegado de erudición ejercido en el momento de su redacción.
Resulta tan interesante y tan complejo que sería necesario un programa aparte.
[2] El juego dialéctico entre la
pedagógica de la dominación y la de la liberación es un elemento de para
fundamentar una teoría bolivariana de la historia que parte de “subsumir” la
obra de Dussel, tal como él lo ha hecho con otros autores sobre cuyo manejo erudito,
expone su obra filosófica utilizando el término subsumir y en conversación
informar lo ha explicado con el término engullir.
[3] Aquí subsumimos pensamiento de
la Filosofía de la Realidad Histórica expresados en la tesis doctoral de
Ignacio Ellacuría de igual nombre. Es la práxis revolucionaria en la
transmisión vital de la especie en el sentido de favorecer la prospectiva de la
preservación de la especie humana en la construcción de lo que podríamos
entender como suma de mayor felicidad posible, transmitida a través de la
cadena genética en el ADN, como expresión del “espíritu” de nuestros
antepasados, o el INDIO del que refiere Don Samuel.